lunes, 16 de junio de 2014

Los experimentos con champagne del ministro Wert

2. b) El texto afirma que la enseñanza española no triunfa debido a que no cumple una serie de principios generales, comparándola así con el ajedrez, y estos principios deben establecer una base útil para el futuro del estudiante.
2. a) El tema principal es una única enseñanza que debe estar regida por una serie de principios inquebrantables.
1. El texto lo podríamos dividir en tres partes, la primera parte comprendería el primer párrafo, en el cual el autor refleja su desagrado hacia la informática y el bilingüismo;  la segunda parte se establece desde el segundo párrafo hasta el penúltimo, en los que se indica que es necesario establecer una serie de principios intachables para que la enseñanza española mejore, y realizando una crítica a los innumerables cambios políticos; y por último, la tercera parte se halla en el último párrafo, en el que destaca otros dos problemas fundamentales en la educación española.  Además, presenta una estructura deductiva, ya que parte de lo general, en este caso, los principios, hasta llegar a la conclusión de otros problemas relevantes de la educación.
3. “Los experimentos con champagne del ministro Wert” es un texto periodístico en el cual predomina la forma textual argumentativa, porque nos intenta convencer sobre las reformas educativas. Además, emplea lenguaje medio,  un registro formal (“ya que usted no me la ha pedido”), y utiliza la ironía en algunas partes del texto como: “Los experimentos, con gaseosa, joven”. En cuanto a las funciones del lenguaje y a las modalidades oracionales, aparece la función emotiva y conativa y la modalidad enunciativa respectivamente, ya que intenta convencer de algo al lector, pero a la vez expresa sus opiniones al respecto empleando la primera persona del singular (Tampoco soy partidario a ultranza de la enseñanza bilingüe).  El autor usa un lenguaje muy variado, empleando como por ejemplo términos de otros idiomas (sharia), también podemos destacar algún campo semántico que otro, el más destacable es el campo semántico de la educación (enseñanza, idiomas, estudiar, informática, leer, escribir, educación para la ciudadanía, publica, privada y religiosa)
La idea principal que el escritor sostiene es que los cambios productos de la inspiración no ayudan a los estudiantes en ningún aspecto y que se debería establecer un sistema educativo que no se viese alterado por ningún cambio político.  También aparecen otras ideas secundarias en el texto, ideas que afirman que la enseñanza obligatoria debe ser exclusivamente pública, prohibiendo para ello la enseñanza privada y religiosa.
En general, los argumentos empleados son bastantes convincentes, ya que la comparación que realiza el escritor sobre la enseñanza y el juego del ajedrez llega más al lector, además, el autor utiliza en innumerables ocasiones argumentos de hecho (“Cuando murió Franco estaba vigente la Ley General de Educación, la EGB y el BUP que sufrimos los de mi edad. Desde entonces han ocurrido siete sucesivas inspiraciones…), de experiencia personal  (Cuando empecé a utilizar ordenadores me di cuenta de que el día de mañana ya había llegado…) y de autoridad (Antonio de Machado nos contaba que Juan de Mairena se quejaba de no hubiera un buen manual de literatura, porque nadie había sido capaz de escribirlo: “La verdad es que nos faltan ideas generales sobre nuestra literatura. Si la tuviéramos tendríamos también buenos manuales y podríamos, además, prescindir de ellos. No sé si habrá usted comprendido…Probablemente no”).
El escritor intenta trasmitir su oposición hacia la educación actual española, causada mayoritariamente por los bruscos cambios que se producen cuando el nuevo presidente es de otro partido político.  Afirma que es necesario mantener una serie de principios fijos y dejar las inspiraciones fruto de nuevas ideas políticas y de creencia de superioridad por parte de los integrantes, así como la desigualdad social que supone la existencia de centros de enseñanza privados o religiosos.  También nos intenta mostrar que la informática y el inglés son asignaturas perdidas, que no tienen ninguna finalidad y que son estudiadas por personas con poca capacidad intelectual.
   Estoy en desacuerdo ligeramente con lo que dice el autor, ya que es cierto que el continuo cambio de la educación hace que no se pueda apreciar mejora alguna, pero no porque el cambio sea peor ni mejor, sino porque es imposible apreciar un progreso de la educación en el breve tiempo en el cual se mantiene el sistema.
En cambio, creo que tampoco debemos estar en contra de cambios que supongan un progreso y mejora de la educación, no se debe ser conservador siempre cuando esos cambios beneficien a la sociedad, aunque sea prácticamente imposible juzgar  sin que nos hagan daño las novedades, al mismo tiempo, en que tampoco, podemos ordenar a los ciudadanos que no matriculen a sus hijos en centros privados o religiosos.
Si lo miramos de otra forma, el continuo cambio de método educativo beneficia a la sociedad, ya que se hace una sociedad progresista y nos permite ver los inconvenientes y beneficios de medidas modernas educativas. Ahora bien, teniendo una media aritmética de cuatro años entre reforma y reforma, es imposible ver mejora alguna, por lo que se debería establecer un período de tiempo mínimo, por ejemplo, doce años, pudiendo al final de ese periodo recoger los frutos de la cosecha.
El cambio continuo resulta una tanto mareoso para profesores, alumnos, padres…casi toda la sociedad, incluso para los políticos, ya que una nueva reforma supone un nuevo gasto económico menos caro que el fraude, pero caro.
Sería conveniente que cada cierto tiempo se realizaran reuniones entre los distintos partidos políticos en los que se hablaran sobre la educación y se distinguieran las mejoras y los problemas del sistema, llegando a un único acuerdo, en el que todos luchasen por un beneficio común y no por un egoísta triunfo individual.
Esto lo podemos relacionar con la posición en la que se encuentra España del ranking educativo con respecto a Finlandia, y es que aunque Finlandia no sea un país perfecto posee una serie de características que deberíamos tomar en cuenta.

   En conclusión,  como bien dice el título, la educación en España es un simple experimento, en el cual todos tratan de hacer lo mejor posible para garantizar su triunfo, tomando al igual que siempre como conejillos de indias al profesorado y alumnado. 

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