lunes, 16 de junio de 2014

Insoportable cinismo, Concha Caballero

   El texto periodístico titulado “Insoportable cinismo” de Concha Caballero fue publicado en el periódico “El país” el pasado 5 de abril.


2.a) El texto es un análisis de los resultados del informe PISA, con el que la escritora intenta justificar los malos resultados obtenidos.
2.b) En “Insoportable cinismo” se habla de cómo siempre la enseñanza es señalada por la sociedad cuando la población joven muestra sus defectos, especialmente la sociedad española culpabiliza a los docentes, una idea que es defendida desde tiempos remotos por la política española, la cual asegura que para mejorar la educación de los jóvenes es necesaria una reforma que modernice el sistema educativo, pero, que sin embargo, se encarga de eliminar las propuestas del gobierno anterior que estaban modernizando la educación española y facilitando a los jóvenes el aprendizaje.
1. Según su contenido, podríamos dividir el texto en tres partes claramente diferenciadas, las cuales se corresponden con cada una de las conclusiones que la escritora expone, estas partes siguen el esquema de conclusión-valoración, se expone cada una de las conclusiones a las que se ha llegado y seguidamente la autora argumenta dichas ideas. Cabe destacar que Concha Caballero sigue a lo largo del texto una estructura inductiva, es decir, parte de lo general, el informe PISA, a lo particular, la idea principal del texto, que enunciaremos a continuación.
En la primera parte, o sea, la primera conclusión, aparece la idea secundaria que afirma que la educación no es la culpable de la falta de madurez de los jóvenes españoles.
En la segunda parte, la segunda conclusión, encontramos otras ideas secundarias que sostienen que las pruebas del PISA no son justas, ya que no son universales ni objetivas y que todo está dirigido y manipulado por las potencias mundiales.
Finalmente, en la tercera y última parte, la tercera conclusión, hallamos ideas secundarias que defienden que la política española es demagoga, haciendo uso de algunos argumentos de hecho (“tres comunidades autónomas (Madrid, Murcia y Valencia) rechazaron los fondos que el Ministerio de Educación les ofrecía e incluso argumentaron que el uso del ordenador “provocaría miopía y problemas ergonómicos en los adolescentes”), que cada vez se respeta menos el trabajo del docente y que hacen referencia a la nueva reforma educativa LOMCE. La idea principal del texto se manifiesta en las últimas líneas del mismo, donde se asegura que el principal causante de la pésima educación de los jóvenes españoles es el error que comete la sociedad al confundir el concepto de “educación” con el de “enseñanza”.
3. Concha Caballero intenta mostrarnos la gran mentira en la que vivimos la sociedad, una población que cree o finge creer las falsas promesas de los políticos, que confía en la información que les aporta los medios de comunicación,  y que se desespera por los resultados de unas pruebas que no son para nada universales, ya que cambian de un país a otro.
Estoy parcialmente de acuerdo con la visión que ofrece la autora de este texto. Es cierto que las pruebas del PISA no son objetivas y que están totalmente manipuladas por los países más desarrollados, los cuales velan únicamente por sus intereses, y que tenemos una política demagoga, que nos engaña continuamente con sus juegos de palabras, a pesar de que está realizando una política de reformas totalmente distinta a la prometida, la LOMCE. Sin embargo, no estoy de acuerdo con que la sociedad sea la culpable de la falta de madurez de los jóvenes, ni con que el papel de docente sea cada vez menos respetado por la población española.
La madurez no es un valor o conocimiento que alguna otra persona nos pueda transmitir, todo lo contrario, es una cualidad que adquirimos independientemente de otros, cada uno se debe encargar de conseguirla, ya que no existe ninguna persona que nos pueda ayudar a alcanzarla.
Que la mayoría de los jóvenes españoles sean inmaduros no nos debe causar ninguna preocupación, que no sean maduros, no significa que nunca lo vayan a ser, simplemente han atrasado su etapa de madurez, y esto se debe también a la calidad de vida. No tienen problemas o situaciones que les hagan vivir en un continuo conflicto, pueden cubrir sus necesidades básicas fácilmente. La madurez está estrechamente ligada con el sufrimiento y la superación de continuos retos que permitan a esas personas luchar por sus sueños o tan solo, seguir vivos.
Con respeto a la idea secundaria que afirma que cada vez se respeta menos el trabajo del docente, no creo que se respete menos, ni que el propio docente sea la victima de las reformas que está llevando a cabo el Gobierno español, la principal víctima es el alumnado.
No es que el papel de docente no sea respetado, el problema reside en que el docente cada vez se hace menos respetable. No lucha por defender sus derechos y los de sus alumnos, incluso castiga a sus alumnos por defenderlos cuando tienen la oportunidad. El propio docente  de enseñanza pública muestra su desinterés en ayudar al alumno a aprender, no le importa si hace bien o mal su trabajo, lo único importante de su trabajo es su salario.
Para poder enseñar, es necesario tener una buena relación con los estudiantes a los que se imparte clase, no hay que convertirse desde el primer momento en un enemigo para ellos, ni tampoco en su mejor amigo, se debe mantener una distancia determinada que permita una buena convivencia.
Es difícil encontrar en un centro a docentes que se sientan orgullosos de su trabajo y que lo adoren, este hecho puede estar causado en parte por la imagen que se muestra de este trabajo, una imagen que no ha sido provocada por la crisis, ni por las reformas educativas, sino que ha existido durante años.
La sociedad cree que es fácil trabajar como docente, y que estas personas se pasan la vida en vacaciones y en actividades extraescolares. Esta imagen falsa ha sido la que ha empujado a muchas personas que no sabían qué estudiar o dónde encontrar un trabajo “fácil” a dedicarse a la docencia, y a condenar al resto de docentes y al alumnado a no tener el respeto y mérito merecidos.
Como afirma Concha Caballero, el principal problema de la educación española está en la dificultad que presenta la sociedad para distinguir el término “educación” del de enseñanza, los docentes enseñan, pero son los padres los que deben educar desde pequeños a sus hijos, aunque un buen docente no se limita únicamente a enseñar, educa en lo que puede al alumnado, no desde el conocimiento, sino desde su propia experiencia personal. En esto consiste saber ser un buen docente, en enseñar y en educar en la mayor medida posible a sus alumnos.
   Por otro lado, no es posible realizar unas pruebas completamente universales y objetivas, debido a que para ello, sería necesario vivir en un mundo en el que no existieran diferencias entre los distintos países y culturas. Cada prueba se ajusta  a las condiciones en las que se encuentran los estudiantes de cada país, y por tanto, no tiene sentido realizar una comparación entre el sistema educativo de distintos países mediante pruebas que difieren en diversos aspectos. 

   En conclusión, los resultados de las pruebas del PISA siempre causan un gran conflicto en España, ya que no se obtienen los resultados esperados. Es imposible obtener buenos resultados en un país que siembra continuamente nuevas reformas y que antes de que crezcan, las sustituye por otras, en el que ni la propia sociedad sabe educar a sus hijos y en el que ni los mismos docentes defienden la educación. Sin embargo, esos resultados no deben causarnos ningún malestar, que los jóvenes españoles no sean suficientemente maduros, nos muestra que tienen una vida demasiado facilitada, por lo que deberíamos reflexionar sobre este tema. ¿Hay que luchar para conseguir que los jóvenes sean más maduros o para que sigan teniendo la calidad de vida que se merecen? Si algo sabemos es que para que la educación española mejore, debe seguir una filosofía empirista, en la que se valore más a la propia experiencia personal que al hecho de memorizar páginas y páginas de texto. Desafortunadamente, el empirismo defendido por Hume o por Aristóteles  tendrá que esperar algunos años más, porque la filosofía ha desaparecido de este país. 

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