El texto
periodístico titulado “El partido” de Manuel Vicent fue publicado en el
periódico “El país” el pasado 23 de marzo.
2.a) El texto es una
crítica a la sociedad española actual, la cual actúa de forma insensata.
2.b) En él, se habla
de cómo la población española no ha progresado, incluso se podría decir que ha
empeorado, ya que ha rechazado todas las oportunidades que la vida le ha
ofrecido para mejorar. Además, Manuel Vicent afirma que un partido de fútbol es
la mera representación de la sociedad española, lo Apolo y lo Dionisio, aunque
finalmente lo Apolo acaba siendo imperfecto, haciendo referencia también, a una
de las noticias más actuales, la reivindicación de la independencia de
Cataluña.
1. Según su
contenido, podríamos dividir el texto en tres partes: la primera parte se
hallaría desde el inicio del texto hasta la tercera línea, donde se hace una
breve introducción al tema del que tratara posteriormente, y en la que aparecen
algunas ideas que defienden la involución de la historia de España y la
definición de los españoles a través del fútbol; en la segunda parte, la más
extensa, se situaría desde la línea tres hasta la línea dieciocho, en las que
se asegura que la población española es la filosofía griega actual y que la
perfección no existe, sino que todos al final acaban dejándose llevar por sus
impulsos; por último, la tercera parte comprendería hasta el final del texto,
en el que aparece la idea del independentismo catalán, de la necesidad de los
ciudadanos de condenar culpables a otros de sus errores y la de la tendencia que presenta el ser
humano a generalizar todo cuanto le rodea.
3. Manuel Vicent nos
intenta mostrar lo fácil que es manipular a la sociedad española, tan fácil o
incluso más que en la época franquista, ya que la sociedad española es una
población totalmente sumisa que dejó de preocuparse hace años por un bienestar
colectivo. Con este texto, intenta explicarnos la situación en la que se
encuentra antes de llegar al problema que plantea, es decir, en la España en la
que se encuentra el deseo de independencia catalana.
Estoy parcialmente
de acuerdo con la visión que nos ofrece de la España actual, creo que al igual
que el resto de los españoles, Manuel Vicent tiende a generalizar todo cuanto
le rodea, pues presenta a una España en la que no hay diversidad de
pensamiento.
No creo que en un partido de fútbol quede representado el
prototipo de español, es muy difícil representar un prototipo y aún lo es más,
si solamente se tiene en cuenta a una parte de la población, que posiblemente
sea numerosa, pero que comparándola con la población total, es una colectividad
muy reducida.
Además, hay que comprender que aunque la sociedad española haya
tenido varias oportunidades para mejorar su mentalidad, no lo ha hecho,
simplemente porque no ha sabido cuándo era el momento oportuno.
En esas gradas nos encontramos a muchos ciudadanos que han
nacido en una dictadura y que han crecido en ella, y se han dejado guiar por el
silencio constante y la involución, ya que a pesar de que cada individuo es
capaz de guiarse por sí solo, en una situación como ésa siempre es necesario un
pequeño impulso de alguna ideología más revolucionaria, se necesita la
convivencia de diversas ideologías completamente distintas las unas de las
otras.
La política nos maneja a su antojo, y en la actualidad, esta
influencia ha aumentado considerablemente con el gran desarrollo de los medios
de comunicación, como la prensa o la televisión, los que desde un primer
momento nos están ofreciendo una determinada ideología y no dejan al ser humano
pensar por sí solo, sino que le dan un impulso innecesario, haciendo que muchas
veces no sepa por qué apoya una determinada idea.
Es una sociedad que le tiene miedo al cambio, y que
considera que el acceso a la fama y al triunfo es el pase directo a la
perfección, idealizando a esos jugadores de fútbol que encabezan su equipo.
Por otro lado, el fútbol es una de las pocas opciones que
tiene la sociedad para poder distraerse y olvidar durante un periodo de tiempo,
aunque sea breve, los problemas que le acechan día a día.
La propia sociedad se considera como perfecta, y se
avergüenza de reconocer los errores que ha cometido, por lo que prefiere
condenar a otros por ello.
Sin embargo, se trata de una población que es capaz de
observar rápidamente los defectos del resto y los errores que cometen,
convirtiendo a la mentalidad española en un proceso cíclico dirigido por el
miedo a ser juzgado y por el deseo de juzgar a otros.
Esto explica que España se haya quedado muy alejada de las
principales potencias mundiales, si la sociedad no progresa, se dice que debe
hacerlo, pero si sí lo hace, se dice que no puede hacerlo, justificando la
incapacidad de progreso con la “Constitución
española”.
Es fácil quejarse y criticar los actos de otros, algo que se
nos da bastante bien. Para que la crisis española acabe o para que mejore la
situación precaria por la que muchos ciudadanos están pasando se necesita un
cambio radical, un cambio en el gobierno, y para que esto se produzca se debe
producir un cambio de mentalidad en cada uno de los ciudadanos españoles.
La reivindicación de la independencia de Cataluña no
supondría ningún problema si la sociedad no tuviese tanto miedo a que se
produzcan cambios. Todo este “problema” coincide con uno de los errores que
afirma Nietzsche que el ser humano ha cometido a lo largo de la historia,
momificar la realidad mediante conceptos, haciéndola estática. La sociedad se
niega a crear un mapa o visualización de otra España distinta a la actual, el
concepto de “España” alberga una
realidad cambiante, aunque no se le haya permitido cambio alguno debido a la
dura represión con la que el gobierno español ha respondido a lo largo de la
historia a aquella población minoritaria que luchaba por un cambio en us
nación.
En conclusión, estas
situaciones, nos incitan a reflexionar sobre la libertad del ser humano. ¿No se
supone que en una democracia la sociedad tiene derecho a elegir su futuro?
¿Acaso estamos viviendo en una dictadura disfrazada de democracia? Si de algo
estamos seguros es que vivimos en un país donde el bipartidismo se manifiesta
hasta en el fútbol y donde los españoles somos tan buenos y poco egoístas que
nos alegramos de que una minoría gane millones de euros por correr y dar al
mismo tiempo patadas a un trozo de cuero, mientras que otros son desahuciados.
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