lunes, 16 de junio de 2014

El partido, Manuel Vicent

   El texto periodístico titulado “El partido” de Manuel Vicent fue publicado en el periódico “El país” el pasado 23 de marzo.


  2.a) El texto es una crítica a la sociedad española actual, la cual actúa de forma insensata.
  2.b) En él, se habla de cómo la población española no ha progresado, incluso se podría decir que ha empeorado, ya que ha rechazado todas las oportunidades que la vida le ha ofrecido para mejorar. Además, Manuel Vicent afirma que un partido de fútbol es la mera representación de la sociedad española, lo Apolo y lo Dionisio, aunque finalmente lo Apolo acaba siendo imperfecto, haciendo referencia también, a una de las noticias más actuales, la reivindicación de la independencia de Cataluña.
  1. Según su contenido, podríamos dividir el texto en tres partes: la primera parte se hallaría desde el inicio del texto hasta la tercera línea, donde se hace una breve introducción al tema del que tratara posteriormente, y en la que aparecen algunas ideas que defienden la involución de la historia de España y la definición de los españoles a través del fútbol; en la segunda parte, la más extensa, se situaría desde la línea tres hasta la línea dieciocho, en las que se asegura que la población española es la filosofía griega actual y que la perfección no existe, sino que todos al final acaban dejándose llevar por sus impulsos; por último, la tercera parte comprendería hasta el final del texto, en el que aparece la idea del independentismo catalán, de la necesidad de los ciudadanos de condenar culpables a otros de sus errores  y la de la tendencia que presenta el ser humano a generalizar todo cuanto le rodea. 
  3. Manuel Vicent nos intenta mostrar lo fácil que es manipular a la sociedad española, tan fácil o incluso más que en la época franquista, ya que la sociedad española es una población totalmente sumisa que dejó de preocuparse hace años por un bienestar colectivo. Con este texto, intenta explicarnos la situación en la que se encuentra antes de llegar al problema que plantea, es decir, en la España en la que se encuentra el deseo de independencia catalana.
   Estoy parcialmente de acuerdo con la visión que nos ofrece de la España actual, creo que al igual que el resto de los españoles, Manuel Vicent tiende a generalizar todo cuanto le rodea, pues presenta a una España en la que no hay diversidad de pensamiento.
No creo que en un partido de fútbol quede representado el prototipo de español, es muy difícil representar un prototipo y aún lo es más, si solamente se tiene en cuenta a una parte de la población, que posiblemente sea numerosa, pero que comparándola con la población total, es una colectividad muy reducida.
Además, hay que comprender que aunque la sociedad española haya tenido varias oportunidades para mejorar su mentalidad, no lo ha hecho, simplemente porque no ha sabido cuándo era el momento oportuno.
En esas gradas nos encontramos a muchos ciudadanos que han nacido en una dictadura y que han crecido en ella, y se han dejado guiar por el silencio constante y la involución, ya que a pesar de que cada individuo es capaz de guiarse por sí solo, en una situación como ésa siempre es necesario un pequeño impulso de alguna ideología más revolucionaria, se necesita la convivencia de diversas ideologías completamente distintas las unas de las otras.
La política nos maneja a su antojo, y en la actualidad, esta influencia ha aumentado considerablemente con el gran desarrollo de los medios de comunicación, como la prensa o la televisión, los que desde un primer momento nos están ofreciendo una determinada ideología y no dejan al ser humano pensar por sí solo, sino que le dan un impulso innecesario, haciendo que muchas veces no sepa por qué apoya una determinada idea.
Es una sociedad que le tiene miedo al cambio, y que considera que el acceso a la fama y al triunfo es el pase directo a la perfección, idealizando a esos jugadores de fútbol que encabezan su equipo.
Por otro lado, el fútbol es una de las pocas opciones que tiene la sociedad para poder distraerse y olvidar durante un periodo de tiempo, aunque sea breve, los problemas que le acechan día a día.
La propia sociedad se considera como perfecta, y se avergüenza de reconocer los errores que ha cometido, por lo que prefiere condenar a otros por ello.
Sin embargo, se trata de una población que es capaz de observar rápidamente los defectos del resto y los errores que cometen, convirtiendo a la mentalidad española en un proceso cíclico dirigido por el miedo a ser juzgado y por el deseo de juzgar a otros.
Esto explica que España se haya quedado muy alejada de las principales potencias mundiales, si la sociedad no progresa, se dice que debe hacerlo, pero si sí lo hace, se dice que no puede hacerlo, justificando la incapacidad de progreso con  la “Constitución española”.
Es fácil quejarse y criticar los actos de otros, algo que se nos da bastante bien. Para que la crisis española acabe o para que mejore la situación precaria por la que muchos ciudadanos están pasando se necesita un cambio radical, un cambio en el gobierno, y para que esto se produzca se debe producir un cambio de mentalidad en cada uno de los ciudadanos españoles.
La reivindicación de la independencia de Cataluña no supondría ningún problema si la sociedad no tuviese tanto miedo a que se produzcan cambios. Todo este “problema” coincide con uno de los errores que afirma Nietzsche que el ser humano ha cometido a lo largo de la historia, momificar la realidad mediante conceptos, haciéndola estática. La sociedad se niega a crear un mapa o visualización de otra España distinta a la actual, el concepto de “España” alberga una realidad cambiante, aunque no se le haya permitido cambio alguno debido a la dura represión con la que el gobierno español ha respondido a lo largo de la historia a aquella población minoritaria que luchaba por un cambio en us nación. 

   En conclusión, estas situaciones, nos incitan a reflexionar sobre la libertad del ser humano. ¿No se supone que en una democracia la sociedad tiene derecho a elegir su futuro? ¿Acaso estamos viviendo en una dictadura disfrazada de democracia? Si de algo estamos seguros es que vivimos en un país donde el bipartidismo se manifiesta hasta en el fútbol y donde los españoles somos tan buenos y poco egoístas que nos alegramos de que una minoría gane millones de euros por correr y dar al mismo tiempo patadas a un trozo de cuero, mientras que otros son desahuciados.

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